¿Lejos de casa?

Escrito el 19/05/2025

Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
— Lucas 15:20

La parábola del hijo pródigo es una de las historias más conocidas de Jesús. Nos habla de un hombre que tenía 2 hijos. Un día, el hijo menor decidió irse de la casa y se fue muy lejos. Allá se gastó toda la herencia que exigió que su papá le diera antes de marcharse. Después de perderlo todo, se arrepintió y decidió regresar.

Contrario a lo que se esperaba, su papá lo recibió con brazos abiertos y festejó el regreso de su hijo amado. El otro hijo no estaba nada contento. La realidad era que su hermano había renegado de la familia y había despilfarrado sus bienes. ¿Cómo le podían dar tan buen recibimiento?

¿Con cuál hijo te identificas mejor hoy?

A veces nos desviamos, abandonamos la presencia del Padre y decidimos vivir por nuestra cuenta y a nuestro riesgo. Pero tarde o temprano entendemos que la vida sin Dios es como un desierto: todo es ilusión, soledad y vacío. O tal vez te pareces más al hijo mayor: aparentemente estás en la casa del Padre – hasta le prestas algún servicio – pero a pesar de eso, tu corazón está lejos de Dios. Tienes todo a tu alcance, pero no conoces completamente al Padre y su amor tan leal y generoso.


Sea cual sea el tipo de distancia entre el Padre y tú, ¡hoy es un buen momento para regresar a Dios!

Regresa: el Padre te espera

  • Recuerda que Dios tiene compasión sin importar la situación en la que te encuentres. Él es compasivo siempre.
  • Ora, habla con Dios. Pídele perdón y reconcíliate con él.
  • Acércate al Padre como un hijo que ama y aprecia su compañía.
  • Jesucristo es nuestro ejemplo mayor como Hijo de Dios. Esfuérzate en parecerte más a él.
  • El Padre amoroso tiene sus brazos abiertos para recibirte. No seas indiferente con el Señor.

Para orar:

Señor, mi Dios y Padre, no quiero seguir lejos de ti. Ayúdame a regresar a tu presencia de corazón, en espíritu y en verdad. Perdóname por haber pensado que había otro lugar mejor y por haber seguido otros caminos. Perdóname por pensar que soy mejor que los demás. Quiero ser más como Jesús. Ayúdame y dame fuerzas para no volver a dejarte jamás. En el nombre de Jesús, amén.